La Eucaristía: Alimento de la Vida
A menudo es muy difícil comprender cómo la Eucaristía que recibimos en cada celebración Eucarístico puede realmente ser el alimento que da vida. Todavía, es un fidei del mysterium (misterio de la fe), que el mismo Señor dice que no podemos vivir a menos que comamos su cuerpo y bebamos su sangre. En Deuteronomio 8.3, Dios había indicado ya que el “hombre no vive al lado del pan solamente sino por todo que venga de la boca del Señor.” Lo que viene de la boca de Dios nos da vida, y por eso, es importante que vivamos realmente por él. Nuestros hermanos y hermanas en la fe, que habían vivido según las “palabras de la boca del Señor” testimonian a esta verdad.
La Eucaristía es el alimento del amor, y no hay amor verdadero en el cual no hay sacrificio. Piense en los maridos y las esposas que están comprometidos verdaderamente el uno al otro y dan de sí mismos para el bien del otro, en tiempos buenos y malos; piense en los sacrificios que los padres hacen por sus niños, en bueno y en malo. ¡Piense de los muchos sacrificios que usted hace para traer vida y amor a la gente que se sienten como si fueran nadie, las personas que son desfavorecidos, gente incluso que no conoces, los que están sufriendo! Mire el daño que usted ha sufrido en su vida, a veces de sus seres queridos; aun todavía, usted puede, con la tolerancia de Dios, encontrar el espacio en su corazón para ellos, de modo que el amor triunfe sobre el mal, y la bondad brille con su acto del perdón. Solo tienes que imaginar estos casos de amor y cómo limpia nuestros corazones y nos hacen nuevos, nos dan más valor de amar.
Dios nos da de sí mismo en Jesucristo completamente y totalmente de modo que podemos vivir, porque el amor es el alimento que nos da vida, y Dios es amor. La Eucaristía es el Sacramento de la Caridad, que nos muestra que no hay nada que nos puede llevar lejos de Dios. Él se entregó por nosotros y nos incita permanecer en él como él permanece en nosotros (Jn. 15.9), y la manera más clara que él permanece en nosotros, es la Eucaristía. Este banquete de la Corpus Christi nos invita a dejar que el Señor nos ame completamente y totalmente a través de la Eucaristía, y dar a conocer al mundo entero el misterio del amor de Dios en Eucaristía. Podemos comenzar a hacer esto demostrando más reverencia a la Eucaristía, como vestir bien al venir a misa, evitando hablar demasiado en la iglesia, o masticar chicle; ¡algunos incluso dejan en desorden la iglesia después de la liturgia Eucarístico! Si supiéramos con quien venimos a cenar y quién es el alimento de este banquete de amor, nuestra actitud entera sería ciertamente diferente. Ruego para que crezcan cada día a una conciencia más profunda al conocimiento y al aprecio del Señor que recibimos en la Eucaristía, nuestra comunión con Dios mismo y el uno con el otro. Amen