¿De que vid eres la rama?

Una película de animación italiana que nunca olvidaré es La Gabbianella e Il Gato (la gaviota y el gato). En breve, es la historia de una gaviota que eclosiona entre los gatos. Ella crece pensando y viviendo como los gatos. Pero Zorbas, un gato que era amigo de su madre Lucky, pero murió después de poner su huevo, intenta convencerla de que ella es una gaviota. Lleva algunos años antes de que ella tome su consejo e intenta ejercitar sus alas. Después de batir sus alas varias veces, ella recupera su ser verdadero y puede volar por el cielo en júbilo total. Ella se encuentra totalmente libre de una identificación falsa; ahora puede volar en el cielo y dar de sí misma al mundo como la gaviota que era destinada ser.

Los Indios Nativos Americanos tienen una historia similar. Se trata de un hombre que encuentra el huevo de un águila y lo pone en el nido de una gallina de la pradera. El aguilucho nace con una cría de pollos de la pradera. Durante su vida, vive y rasca el suelo y come como los pollitos de la pradera. Un día, él levanta sus ojos y ve un águila volando majestuosamente por el cielo azul. El águila lamentable le dice un pollo de la pradera: “¡que magnífico pájaro!” El pollo dice al águila mal identificado: “es un águila, el jefe de los pájaros. Pero ni siquiera siguas pensando en esto porque nunca serás como él. Sólo podemos volar a pocos pies de altura.” Por lo tanto, el pollo-águila envejece y muere, pensando que era un pollo y nunca vuela más allá de unos pocos pies por encima del suelo. ¡Una triste historia de un falso ser que ha asumido el control y sofoca el surgimiento del verdadero ser!

La diferencia en las dos historias es claro: ¡la gaviota fue capaz de experimentar la redención porque ella escuchó y creyó el consejo de Zorba, que es una rama de la vid llamado Gaviota y no de gato! Una vez que ella misma había injertado a sus raíces, ella podría volar y dar enormes frutos y ser verdaderamente feliz. Por el contrario, el águila se injerto a una vid falsa llamada pradera de pollos. ¡Él perdió su vida porque él se mal identifico, injertandose a una vid falsa!

Estas historias destacan el poder de las palabras de Jesús: “Yo soy la vid verdadera… Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, pero debe seguir siendo parte de la vid, tampoco puede usted, si no permanecen en mí. Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada ” (Jn. 15:1-5). Nuestro Señor está haciendo una declaración inequívoca: él es la vid verdadera y nosotros somos sus ramas. Es decir, cualquier otro vid falso a cual tratemos de injertarnos es falsa y se comprometen a su ruina por que sera difícil dar frutos. No dijo que algunos somos sus ramas si no TODOS somos sus ramas; cada persona es un hijo de Dios y nosotros revivemos cuando totalmente somos injertados a Jesucristo, por lo que permanecemos en él como él permanece en nosotros, individualmente y como comunidad. Como la vid verdadera, Jesús se coloca por encima de cada ideología humana e institución que es imperfecto y defectuoso al menos que sus objetivos y funciones derivan y conducen a la vid verdadera.

Pero hay tantas vides falsas que tendemos a injertarnos, que olvidamos que somos ramas de la vid verdadera, Jesucristo. Piense en la facilidad en que algunas personas renuncian a Dios y a la iglesia por fidelidad a la familia, raza, nación, amistad, negocios, ideología, etc. Estos solo son buenos si tienen sus raíces en la vid verdadera, nuestro Señor, y así podemos dar frutos genuinos y llenos de vida. Siempre tengamos la valentía de los apóstoles “que debemos obedecer a Dios antes que a los seres humanos” (Hechos 5:9) y negar ser cortados de la vid verdadera, Jesucristo. Amen

~ Pd. Cornelius Okeke