La historia de los Reyes Magos o los Magos de Oriente siempre me ha provocado sentimientos y percepciones diversas. Pienso en los muchos deseos que a menudo se apoderan de nuestros corazones, los muchos pensamientos que claman por atención en nuestras mentes y el torrente de voces que golpean nuestros oídos cada día, desde la televisión, las posiciones políticas e ideológicas, hasta la variedad de convicciones sobre el sentido de la vida humana. ¿Cómo podemos, en medio de toda la cacofonía, determinar en qué dirección nos está llevando el Señor? Es difícil para nosotros los adultos, ¡y aún más para la generación más joven! Pero a menos que hayamos aprendido a escuchar y discriminar LA VOZ del Señor de las muchas voces dentro y fuera de nosotros, corremos el riesgo de seguir la “opinión popular” o simplemente seguir nuestros caprichos o las insinuaciones sugestivas de otros sin pensar. ¡Cuán a menudo sucede esto!

La disciplina escuchando y discriminando esa suave voz del Señor es lo que hicieron los Reyes Magos. Considere cómo pudieron discernir una ESTRELLA ÚNICA en la amplia gama de estrellas en los cielos. ¿Cómo pudieron hacerlo si no fuera por una observación y atención más cercana y sincera? Una vez que discernieron el significado de esa Estrella, la siguieron en obediencia. La Estrella Única, esa suave voz del Señor en el ruidoso entorno, siempre conducirá a la entrega. Cuando llegaron ante el niño Jesús en el pesebre, entregaron lo que tenían: oro, incienso y mirra. Estos dones podrían significar una de dos cosas: la mayor riqueza que poseían o las herramientas que usaban en su oficio mágico y astrológico. Las dos interpretaciones llevan a una conclusión: ante Jesucristo se entregaron en adoración al Señor de todo el universo.

Esta entrega total los dispone aún más a escuchar la voz del Señor, que les ordenó volver a casa por un camino diferente. Al entregarnos a Dios, nos vaciamos de ideas falsas, oponiendo deseos y hacemos más espacio para el Señor en nuestros corazones. Entonces podremos escuchar mejor y seguirlo con más determinación en medio de las adversidades y oposiciones que podamos encontrar.

Escuchar y entregarse a Dios siempre ha sido la disciplina aprendida de toda actividad misionera genuina de la Iglesia en todas partes del mundo. La actividad misionera o el anuncio de la Buena Nueva de nuestro Señor Jesucristo se desencadena con la escucha y la entrega. Recuerda la voz quieta de Nuestro Señor que le pidió a la Madre Teresa que dejara el convento de Loreto por los barrios marginales de Calcuta. Esa voz fue la estrella única que guió a la Madre Teresa a la India y por el resto de su vida nunca se descarriló de Su guía. Dios nos muestra constantemente una estrella única que nos guía en nuestro camino.

Solo oramos al comienzo de este año por la gracia de continuar aclarando nuestros ojos, corazones y mentes para poder ver y seguir la Estrella del Cielo que nos guía a cada uno de nosotros. Que este año sea uno de las grandes bendiciones del Señor. Amén