La tierra se llenará del conocimiento de Dios

Uno de los deseos fundamentales de todo ser humano es ser conocido total y completamente por al menos una persona en este mundo. En presencia de esa persona, el individuo puede ser plenamente él mismo sin rechazos ni dudas. Y así, es en este encuentro donde cada uno recupera su autenticidad más profunda y resiste la asfixia de la autoprotección. Por esta razón, el matrimonio y las amistades sinceras ofrecen un espacio importante para esta auto-revelación y conocimiento mutuos. Cuando una pareja entra honestamente en este espacio, todo en sus vidas se llena de amor, paz, comprensión y cuidado. Pueden perdonarse fácilmente sus errores en la vida. Pero cuando falta, la relación matrimonial pierde la capacidad de ayudar a los cónyuges hacia la libertad interior y se convierte en una jaula de la que los cónyuges luchan por escapar.

Incluso Dios desea ser conocido. Toda la creación consiste en la autorrevelación de Dios mismo. Pero el ser humano es el clímax de su creación. Por eso quiere que le conozcamos como un cónyuge conocería a su pareja, en la intimidad de su ser. Cuando la tierra se llene del conocimiento de Dios, habrá paz, alegría, amor, perdón, lo que sea.

Este conocimiento no es meramente intelectual; es un conocimiento del corazón que lleva a transformar a las personas, las familias, las comunidades y las sociedades. Este conocimiento se produce en una relación, al igual que en un buen matrimonio o una amistad. Este conocimiento se experimenta como amor. Es este conocimiento de Dios, esta relación de amor, lo que Jesucristo trajo al mundo y cambió el curso de la historia. La promesa de Dios en Jesucristo es que todos estemos llenos de este conocimiento, de esta experiencia de Dios, para que podamos crecer en la confianza en este Dios cuyas promesas nunca fallan. Que crezcamos en este conocimiento de Dios individualmente y como comunidad para que su paz, alegría, amor y perdón reinen en nuestros corazones, familias y comunidades. Amén

~Padre Okeke