¡La obediencia es una gracia inestimable!
Muchas veces en un día me pregunto a mí mismo: «¿Qué sabes realmente?» Y la respuesta siempre es: «¡No mucho!» Cuanto más me conduce Dios al misterio divino, más me doy cuenta de que la disposición a obedecer y seguir las directivas, inspiraciones y empujones de Dios, es la mejor gracia que uno podría pedir. Lo libera completamente a uno de la preocupación por los planes y el control de los resultados. Dios es Nuestro Padre, y Él sabe cómo y a dónde nos lleva. Me doy cuenta de por qué la Biblia siempre enfatiza la obediencia: Abraham es llamado nuestro padre en la fe (Hebreos 11:8-19; Romanos 4:16-17) porque obedeció a Dios incluso cuando parecía irracional y cruel matar a su único hijo; la historia de Israel está repleta de desobediencia y sus catastróficas consecuencias: Saúl, el primer rey, perdió su reinado a causa de su desobediencia (1 Samuel 13:1-14); Israel fue dividido en el norte y el sur debido a la desobediencia del rey Salomón (1 Reyes 11 y 12), etc. Jesús mismo declara que su alimento es hacer la voluntad de Su Padre Celestial (Juan 4:34). El himno clásico de San Pablo sobre Cristo (Fil 2, 2-11) es una proclamación del triunfo de la gracia de la obediencia en la vida de Nuestro Señor. Cuando aprendemos a obedecer a Dios, nos abrimos a la gracia más preciosa que necesitamos en esta vida. Rezo por esta gracia sobre todos nosotros, especialmente durante este tiempo de Cuaresma. Amén
~Padre Cornelius Okeke