A menudo me he preguntado
Querido Señor,
Por qué nos amas a los humanos;
Por qué tu amor nos persigue constantemente.
Aunque a menudo cometemos errores,
Y nuestra culpa siempre está ante nosotros;
Tu amor nos envuelve
En el abrazo de tus brazos
Como una madre que junta tiernamente a sus hijos
Bajo sus brazos
Aun así nos escudas con tu amor.
Nos miras
Y todo lo que ves son tus hijos;
¡Tus amados hijos, Señor!
A menudo te traicionamos;
Ignorarmos
Descuidamos, e incluso
Trabajamos en tu contra.
Pero nunca pierdes de vista
Tú no olvidas
¡Que somos tus hijos!
Esperas y esperas
Empujas y empujas
Y a menudo, no prestamos atención.
Como una madre
Sientes el dolor, la agonía
Porque no seguimos el camino de la vida;
Rechazamos tu amor
Una y otra vez,
Y siguemos a los dioses que nos devoran.
Sin embargo, tu amor es incondicional.
Para que te acerques, siempre
Estiras tus brazos para abrazarnos
A pesar de nosotros mismos.
Eres justo, querido Señor,
Pero tu amor incondicional
¡Sobrepasa tu justicia!
Porque si marcaras nuestra culpa,
Nadie pudo soportarlo.
¡No! Tus caminos no son los nuestros
¡Tus pensamientos, no nuestros pensamientos!
Como nuestra madre
Tu paciencia perdura
Pero el tuyo, aun mas profundo
¡Porque tú eres Dios!
Nunca nos dejas ir
No importa lo que hacemos.
Tú conviertes a los pecadores en santos,
Ablandas corazones endurecidos
Para amarte y proclamarte con vigor
Tu suave toque
¡Puede transformar a un matón en una dulce paloma!
Tus caminos no son los nuestros;
Juzgamos y medimos
Nosotros mismos y los demás
Pero tu sabes todo
Sobre cada persona.
Por nuestras vidas
Como un libro
Acuéstate abierto ante tus ojos
Y sabes
Nuestras luchas
Nuestros esfuerzos
Nuestros dolores
Nuestras alegrías
Nuestras penas
Nuestras dudas
Más profundo de lo que los conocemos
Y de este conocimiento
Querido Señor,
Tu amor,
Derramado incondicionalmente,
Fluye hacia y a través de nosotros
Hasta que podamos amar
Tan lujosamente como tú
Tan extravagantemente como tú
Tan generosamente como tú,
¡Tan incondicionalmente como tú!
Enséñanos el silencio
Silencio del alma y del corazón
Entonces podemos simplemente descansar
¡Seguramente en tu amor!
Eso es lo que importa,
Queridísimo Señor.
Cualquier otra cosa es una adición.
Tu y solo tu puedes llenar nuestros corazones
Con amor que nunca se desvanece ni muere.
Sea alabado por siempre. Amén